Cuelgan los guantes rojos del ingenio.
Ahí donde la derrota asemeja un ring
cubierto de un suave manto negro,
Como el manto a lo largo de la mesa,
de quien hace saltar la banca
En la ruleta del casino.
Rojos los ojos rojos, contorno negro.
Te amurallaron la mirada
Y estas boxeando en falso;
De cada una que colocaste dos te colocaron.
Tenés desviada la medida,
Como un cansado apostador de casino.
Pero seguís,
impropio de la convulsión
que se acentúa
y te retuerce.
Cuelgan los guantes rojos del ingenio,
esos que fueron rojos, los ojos, rojos
y hoy, negro, que no contiene negro.
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Elizabeth Dib - Sebakis